MENS SANA IN CORPORE SANO aunando cuerpo, mente y espíritu

Todos vivimos sometidos diariamente a cierto grado de tensión. Tensiones físicas y mentales derivadas de múltiples circunstancias personales, familiares, económicas y sociales en las que nos vemos inmersos.

Permitirnos intercalar a lo largo del día breves pausas, abrir algunos paréntesis para interrumpir una actividad estresante, procurarnos un buen reposo al final de nuestra jornada, contar con una adecuada alimentación o introducir en nuestros hábitos cotidianos  la práctica regular de actividad física, son recursos que nos ayudarán a liberar el exceso de tensión acumulado.

Estos recursos de vida saludables permiten gestionar nuestras tensiones de una manera natural, manteniendo nuestra salud en un equilibrio más óptimo.

Si por el contrario vivimos  en un estado de continua tensión interna sin poderle dar salida, el balance entre tensión y reposo no estará equitativamente compensado. Nuestro sistema de autorregulación requerirá un mayor gasto energético o se verá sobrepasado, viéndose alterado así el equilibrio de sus funciones básicas y como resultado de todo ello, se producirán desajustes que, de no ser neutralizados, incidirán negativamente en nuestra salud.

La irritabilidad, la fatiga crónica o el insomnio sin una causa específica, son solamente algunos ejemplos de ello.

Un exceso de tensión en nuestro organismo puede rebasar nuestro límite de tolerancia. El organismo buscará la manera de encauzar esa tensión, de hacerla salir, aun y a costa de nuestra salud, generando un cuadro de síntomas difusos, cambiantes.

A menudo las circunstancias adversas externas que generan tensión, no tienen una inmediata resolución. Otras veces, patrones de tensión contenidos en nuestro cuerpo desde antiguo, no encuentran los recursos necesarios para liberarse. Se trata pues de favorecer una actitud interna y unos recursos potentes para gestionar su impacto en nuestro organismo, abriendo espacios para su liberación.

Ante cualquier situación objetivamente analizable y en cualquier patrón de tensión inconsciente, los pensamientos, las emociones y sentimientos que nos asaltan, también pueden llegar a desbordarnos, produciendo los mismos efectos negativos en nuestra salud.

Liberar la tensión se ha convertido en una necesidad cada vez más acuciante. Soltar el lastre que nos impide vivir en plenitud es un excelente recurso dirigido a mantener nuestro equilibrio, pero ¿qué recursos pondremos a nuestro alcance?

EJERCICIO FÍSICO Y SALUD

La práctica de ejercicio físico ha aumentado espectacularmente a lo largo de esta última década convirtiéndose en una especie de panacea para vivir más y mejor. La práctica regular del ejercicio físico es sin duda excelente para nuestra salud, para nuestro estado de ánimo y para nuestro espíritu.

Nuestra cultura ha acuñado de nuevo el concepto heredado de la Grecia clásica “mens sana in corpore sano”, pero ha olvidado cuál era el sentido profundo de tan célebre cita: Mantener un espíritu equilibrado dentro de un cuerpo equilibrado .

orandum est ut sit mens sana in corpore sano.
fortem posce animum mortis terrore carentem,
qui spatium vitae extremum inter munera ponat
naturae, qui ferre queat quoscumque labores,
nesciat irasci, cupiat nihil et potiores
Herculis aerumnas credat saevosque labores
et venere et cenis et pluma Sardanapalli.
monstro quod ipse tibi possis dare; semita certe
tranquillae per virtutem patet unica vitae.

 

Se debe orar que se nos conceda una mente sana en un cuerpo sano.
Pedid un alma fuerte que carezca de miedo a la muerte,
que considere el espacio de vida restante entre los regalos de la naturaleza.,
que pueda soportar cualquier clase de esfuerzos,
que no sepa de ira, y esté libre de deseos
y crea que las adversidades y los terribles trabajos de Hércules son mejores que las satisfacciones, la fastuosa cena y la placentera cama de plumas de Sardanápalo;
Te muestro lo que tú mismo puedes darte, con certeza que la virtud es la única senda para una vida tranquila.

 

Paralelamente a esta cultura del cuerpo físico, camina y avanza una búsqueda que trasciende el concepto mecanicista del ser humano. Sentimos que, más allá de su fortaleza física, de su belleza y óptimo funcionamiento, su equilibrio no puede ser completo si olvidamos a ese espíritu que “te muestra lo que tú mismo puedes darte”. No se trata de un espíritu religioso, ni dogmático, se trata de acceder a lo que realmente somos en esencia, al margen de nuestras condiciones físicas, de nuestras limitaciones y de las circunstancias en las que vivimos, para  permitir que sea esa inteligencia natural inherente a la vida, la que nos ofrezca los recursos

A través del trabajo corporal, prácticas ancestrales aspiran a despertar cierta conciencia de nosotros mismos, aunando cuerpo y mente, cuerpo y espíritu. Prácticas tan antiguas como el yoga, el tai chi o la meditación confieren al cuerpo la capacidad de mantenerse no solamente saludable y bello, sino despierto y energéticamente equilibrado, en comunión con los aspectos más trascendentes de nuestra condición de seres humanos.

Ciertas terapias de naturaleza integrativa y holística están basando su campo de acción en el trabajo con nuestro cuerpo consciente, considerándolo el vehículo más cercano para acceder a un estado del Ser que sintonice con los recursos de nuestro propio organismo a niveles fisiológicos, pero también emocionales, transpersonales, o energéticos.

Vivir en plenitud debería ser el objetivo fundamental del ser humano.

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