Aunque hay personas que utilizan la terapia craneosacral como una “puesta a punto” sin que hayan síntomas específicos que motiven su deseo de “hacerse terapia”, cuando un cliente acude a nuestra consulta por primera vez para tratarse con terapia craneosacral biodinámica, generalmente su demanda gira entorno a una serie de síntomas que quiere solucionar.
Una de las preguntas que se plantean en una primera visita es el número de sesiones necesarias para encontrar los primeros signos de recuperación de dichos síntomas.
Es importante explicar a nuestros clientes qué es la biodinámica craneosacral, qué vamos a hacer y cómo orientamos el tratamiento para establecer una relación de confianza y seguridad y para que comprendan que, como terapia holística, los resultados beneficiosos obtenidos dependerán de diversos factores.No es lo mismo tratar a un niño, que a una persona de edad avanzada, en la que la respuesta de su organismo suele ser más lenta.
La cronicidad de los síntomas, la medicalización excesiva y otros factores relacionados con el estado emocional, situación socio laboral, etc. tendrán su peso específico dentro de cada proceso individual de recuperación terapéutica.
Vitalidad, cronicidad, relación terapéutica:
factores a tener en cuenta
Lo ideal en un tratamiento es conseguir una respuesta favorable del organismo lo antes posible. Eso es beneficioso tanto para el terapeuta como para el cliente.
Los tratamientos farmacológicos, por ejemplo, tienen criterios claros que establecen el período de utilización indicado para hacer remitir el dolor, una infección o una inflamación.
En las terapias holísticas, naturales, en las que es el propio organismo quien, a través de sus propios recursos, emprende su proceso de recuperación, la previsión es menos exacta.
Sin embargo, podemos establecer unos criterios que pueden ayudarnos a determinar el número de sesiones que necesitaremos para que nuestro organismo responda a la terapia y que van a depender de diversos factores :
1.- La vitalidad, la energía disponible y los recursos terapéuticos de nuestros clientes.
2.- La cronicidad y la intensidad de los síntomas.
3.- La relación que se establece entre el terapeuta y cliente.
La respuesta del cuerpo a cualquier terapia natural va a depender de la vitalidad, la energía disponible y los recursos con los que cuenta el cliente para superar una dolencia.
En la anamnesis o cuestionario que realizamos en la primera visita, tendremos en cuenta la edad, la alimentación, las actividades de la vida diaria y la calidad del sueño.
Los trastornos del sueño, el estrés o una alimentación deficiente, pobre en vitaminas y minerales inducirá a un tono vital bajo. El tener aficiones, ilusiones presentes o futuras, motivación, apoyos familiares y amistades, serán factores que influirán positivamente tanto a nivel de vitalidad como en la disponibilidad de recursos para hacer frente a los síntomas.
La cronicidad o intensidad con la que ese desequilibrio o desorden está grabado en el cuerpo, nos orientan sobre el grado de deterioro orgánico, fijación o cristalización del conflicto en los tejidos.
Cuando una dolencia física o psíquica perdura en el tiempo, ésta se va grabando en el cuerpo, los tejidos van degenerando y se alteran las funciones de los sistemas con los que éstos se relacionan (sistema hormonal, nervioso, inmunitario, etc.)
Llegados a cierto nivel de desgaste y aunque «nada está grabado en piedra», en determinadas condiciones hay una difícil vuelta atrás.
En personas de edad avanzada, pueden solaparse, estos dos primeros factores: falta de vitalidad y recursos y una serie de sintomatología de una larga duración en el tiempo.
El número y la frecuencia de las sesiones que propondrá el terapeuta dependerán de la urgencia e intensidad de la dolencia:
– Tres o cuatro sesiones pueden ser suficientes para valorar la eficacia del tratamiento y revisar el motivo por el que el cliente vino a consulta, en ocasiones después de la demanda inicial se abren otros temas que el cliente quiere trabajar y decide continuar.
– Cuando el motivo de la consulta no es agudo podemos hacer un par de sesiones para establecer la relación terapéutica y la siguiente pasarla a dos o tres semanas y según como evolucione, así decidiremos.
– En ocasiones, cuando el malestar que padece la persona es crónico o tiene una enfermedad degenerativa, es posible que venga a terapia durante años, quizá cada dos o tres semanas y es porque las sesiones de terapia le ayudan a estar mejor, le permiten reducir la medicación, se suavizan los dolores, se ralentizan los síntomas degenerativos o el avance de la enfermedad. Algo que se manifestará de manera visible es que el cliente empezará a disponer de más vitalidad.
No estamos hablando de las técnicas que utilicemos, sino de la calidad de la relación que establece el cliente con el terapeuta.
Esta relación establecerá un marco terapéutico de seguridad, confianza y confidencialidad para permitir al organismo aflojar sus defensas y bloqueos para permitir su descompresión, que es el término que utilizamos para definir ese estado en el que el cuerpo puede reorganizarse a sí mismo, ese grado de suavidad tisular que facilitará una reorientación de las estructuras corporales y los procesos de mentales.
Generalmente en una primera sesión hay una cierta expectativa y un cierto grado de alerta.
Durante esta primera sesión necesitamos, por un lado afianzar la relación, generar confianza y seguridad y por otra informar al cliente de qué es lo que hacemos y vamos a hacer de manera conjunta.
En Biodinámica Craneosacral no hay uno que hace y otro quie se deja hacer, sino que se pone en marcha un proceso y ambos, terapeuta y cliente se convierten en «aliados» que cooperan facilitando y apoyando lo que surge.
El proceso de la enfermedad y la remisión del los síntomas
En realidad el proceso de las enfermedades es largo.
Existen muchas enfermedades de las que desconocemos sus causas y otras cuyas raíces se pierden en la vida biográfica, genética y psicológica de nuestros clientes.
Cuando los síntomas se manifiestan, la disfunción o enfermedad puede tener ya un largo recorrido. Quizá adjudicamos a la enfermedad algunos síntomas orgánicos, pero en realidad posiblemente coexiste toda una constelación de síntomas asociados de índole emocional, de comportamiento, de creencias, de manera de relacionarnos, de maneras de percibir la vida.
Es importante que el cliente tenga una visión más amplia de lo que ocurre en el organismo porque puede que aunque el síntoma por el que ha venido no desaparezca de inmediato, es frecuente que desaparezcan otros en primer lugar, relacionados con bloqueos, tensiones o barreras a los que por estar tan habituados a ellos, ni siquiera sospechábamos que pudiesen desaparecer.Es común que un cliente que ha venido por un tema determinado en la segunda o tercera visita nos hable de la mejora de algunos síntomas que no esperaba que remitieran u otros que padecía que ni siquiera nos había comentado.
La biodinámica es un modelo de terapia profunda que sigue las directrices del propio organismo para curarse, a este le llamamos plan de tratamiento inherente, el cuerpo sabe lo que tiene que hacer y en ocasiones lo primero que hace no es hacer desaparecer rápidamente lo que nos molesta.
Para nuestros clientes esa es la prioridad, pero para el cuerpo quizá la prioridadsobre los pasos a dar son otros.
Rafael Martiz
Terapeuta y formador de terapeutas de Biodinámica Craneosacral en los cursos realizados en Midline Institut